Vida cotidiana

  1. Las clases acomodadas:

La vida social de las clases más acomodadas en el siglo XIX tenía uno de sus centros en las fiestas o "saraos"´. También tenían bailes, salones literarios, "chocolates", banquetes o recepciones.

Continuó la costumbre de las charlas en los cafés, especialmente por las noches y normalmente solo acudían hombres. Diversas aficiones, como el teatro, la música y la ópera, se convirtieron en nuevas formas de relacionarse. Las corridas de toros eran otra gran diversión, que se compartía con las clases populares.

Además aparecieron costumbres nuevas a imitación de París, como el paseo por avenidas o jardines. También se realizaban salidas al campo, viajes, veraneos en el mar y balnearios, empezaron a ser habituales entre las clases acomodadas, sobre todo desde que el ferrocarril acortaba distancias.

1. Las clases populares:

Tenían largas jornadas laborales y tenían escasos medios económicos, debido a esto su vida social era mucho más limitada que la de las clases acomodadas.

Las tabernas eran los centros de reunión de reunión de los obreros y los campesinos.

Las fiestas patronales y las romerías religiosas en honor a los santos locales, las verbenas, el carnaval, la Nochebuena y los Reyes Magos eran las más habituales y, en general, consistían en fiestas con música, desfiles y comidas o meriendas al aire libre.

También resultaban habituales los bailes al aire libre o en entoldados.

 

 

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